Don Luciano Garcilope fundó su empresa en 1982, trabajando en el ramo desde los 14 años. Ya jubilado, la siguiente generación continúa ejerciendo la profesión aprovechando la experiencia de su progenitor y actualizándose a las técnicas más recientes.
Luciano a sus 70 años, que no los parece, continúa activo con sus aficiones: la escritura; la naturaleza; sus diseños y cuidando su salud tras algún achaque en su gran corazón.
Su verdadero ámbito siempre ha sido la industria, la realización de instalaciones complejas y sus mantenimientos, utilizando el ingenio y la técnica para solucionar grandes y pequeños problemas en los montajes.
Restaurador de máquinas de tren a vapor, tanto para el Ejército, en la máquina “La Vaporosa” construida en 1933 en Castellón, como para RENFE ayudando en la caldera de la máquina “Aragón”, su empresa ha sido reconocida por su calidad, por publicaciones a nivel nacional, y por el ejército a nivel personal.
D. Luciano ha sido 34 años miembro de la Junta Directiva de APEFONCA, siendo un gran avalador del asociacionismo. La calidad ha sido siempre fundamental para su empresa, de forma que recibió dos premios nacionales a la calidad.
Luciano nos cuenta algunos aspectos de su trabajo
–¿Qué ha supuesto para su empresa la Carta de Calidad?, ¿cómo le ha ayudado?
– Mi empresa ha apostado por la calidad desde siempre. Y conseguimos la Carta de Calidad de AESSIA en sus inicios. No la había empleado hasta que hace unos años optamos a conseguir un contrato de mantenimiento con el Ministerio de Defensa, enviando la documentación pertinente a Madrid. Allí nos devolvieron la documentación ya que faltaba el certificado ISO 9001. Mandamos la Carta de Calidad de AESSIA y la aceptaron y conseguimos el concurso.
– Su empresa trabaja en el ámbito de la fontanería, instalaciones térmicas, gas…, pero ¿cómo son estas empresas en Aragón?
-Son empresas pequeñas, autónomos o con un empleado o dos. El autónomo actualmente es muy reacio a asociarse. Tiene tantos problemas diarios a solventar que no le queda tiempo para pensar en asociarse. Pero está la pequeña empresa, que le gusta ser digna y tener algo que le distinga y le respalde, que le dé presencia. Y presentarse con un presupuesto y la Carta de Calidad de Aessia es una garantía que le ofrece al titular de una instalación. Hay que ver la fórmula de llegar a esta gente, ya que es dignificar la profesión».
Cientos de anécdotas en sus años vividos jalonan nuestra corta entrevista, pero sus palabras de apoyo a la profesión y la calidad muestran su orgullo por una profesión con pasado, presente y futuro.